El hidrógeno se vislumbra como el próximo gran paso en la evolución de la energía. Mientras que décadas pasadas estuvieron marcadas por el éxito de la energía eólica, solar y las baterías, el hidrógeno emerge como un protagonista clave en la transición energética actual. Este interés se refleja en el desarrollo de estrategias nacionales en más de 30 países en los últimos cinco años, motivadas por objetivos climáticos y eventos geopolíticos. A pesar de ser la molécula más pequeña, tiene un gran potencial como combustible limpio. Puede ser utilizado en diversas formas para generar electricidad, propulsar vehículos y como materia prima en productos químicos. Su capacidad de almacenamiento prolongado lo posiciona como una solución importante para el almacenamiento de energía a largo plazo. En la publicación "Hydrogen's Decade" el especialista Thijs Van de Graaf, quien es profesor y escritor asociado a la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), destacó que los años 2020 serán reconocidos como una época crucial para el avance del hidrógeno en el campo energético, pero... ¿a que se debe todo esto? Principalmente a que hidrógeno se considera una alternativa prometedora para reemplazar los combustibles fósiles debido a su alta eficiencia energética y su capacidad para producir energía sin emisiones de gases de efecto invernadero cuando se utiliza en celdas de combustible.
Alguna de las formas en que el hidrógeno podría utilizarse para reemplazar los combustibles fósiles, son la siguientes:
Celdas de combustible: Convierten directamente la energía química del hidrógeno y el oxígeno en electricidad, con agua como único subproducto. Estas celdas pueden utilizarse en vehículos eléctricos, generadores estacionarios y aplicaciones industriales.
Producción de energía: Al quemarse en motores de combustión interna o turbinas para generar energía mecánica o eléctrica. Este método es más limpio que los combustibles fósiles tradicionales, ya que no produce emisiones de carbono cuando se quema.
Almacenamiento de energía: Podría almacenarse y utilizarse como una forma de almacenamiento de energía renovable, permitiendo su uso cuando sea necesario para compensar la intermitencia de fuentes como la energía solar o eólica.
Transporte: Implemetarción como combustible en vehículos con pila de combustible, lo que ofrece una alternativa a los vehículos con motores de combustión interna que funcionan con gasolina o diésel.
Mas sin embargo, hay desafíos asociados con la implementación generalizada del hidrógeno como fuente de energía:
Producción de hidrógeno: La producción masiva suele depender de métodos que utilizan combustibles fósiles, lo que genera emisiones de carbono y por lo tanto se contrapone al principal motivo por el cual se busca al hidrógeno como alternativa. La obtención de hidrógeno a través de la electrólisis del agua mediante energía renovable es más limpia, pero actualmente es más costosa y menos eficiente.
Almacenamiento y distribución: Requiere infraestructuras específicas que aún no están ampliamente desarrolladas debido a su baja densidad energética en comparación con los combustibles fósiles, lo que dificulta su almacenamiento y transporte eficiente.
Costos: A pesar de su potencial, el hidrógeno aún no es competitivo en términos de costos en comparación con los combustibles fósiles. Se requiere inversión en investigación, desarrollo y tecnologías para reducir los costos y hacerlo más accesible.
En resumen, el hidrógeno si tiene el potencial de reemplazar a los combustibles fósiles como una fuente de energía más limpia y sostenible, pero se aún necesitan avances tecnológicos, inversiones y un enfoque integrado para superar los desafíos actuales y lograr su producción a gran escala.
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